Sunday, April 09, 2006

Falsos valores

Hay que recordar algo fundamental: el hombre es muy listo para crear falsos valores. Los auténticos valores requieren todo tu ser; los falsos son baratijas. Parecen auténticos, pero no te requieren en tu totalidad; se trata de una formalidad superficial.

Pongamos un ejemplo. En lugar del amor, de la confianza, hemos creado el falso valor de la “fidelidad”. La persona fiel sólo se compromete superficialmente en el amor. Realiza todos los gestos del amor, pero estos gestos no significan nada: no pone su corazón en esos gestos formales.

Un esclavo es fiel, pero ¿crees que un esclavo, a quien han reducido en su humanidad, a quien le han arrebatad su orgullo y su dignidad, puede amar a ala persona que le ha herido tan profundamente? ¡La detesta, y si se presenta la oportunidad, la matará! Pero seguirá siendo fiel en la superficie; no le queda más remedio. No con alegría, sino por miedo. No por amor, sino por una mente condicionada que le dice que tiene que ser fiel a su amo, como la fidelidad del perro hacia su amo.

El amor requiere una respuesta más total. No surge del sentido del deber, sino de los latidos de tu corazón, de tu propia experiencia de la dicha, del deseo de compartirla. La fidelidad es algo feo, pero se ha considerado un valor respetable durante miles de años porque la sociedad ha esclavizado a las personas de diferentes maneras. Supuestamente, la esposa debe guardar fidelidad al marido, hasta el punto de que en India han muerto millones de mujeres a la muerte de su marido, arrojándose a la misma pira funeraria. Tan respetable se consideraba que cualquier mujer que no lo hiciera quedaba condenada de por vida, convirtiéndose en una marginada, tratada como una criada por su propia familia. Se llegaba a la conclusión de que si no podía morir con su marido, no le era fiel.

Démosle la vuelta: ¡ni un solo hombre se ha arrojado a la pira funeraria de su esposa! A nadie se le ha ocurrido platearse: “¿Significa eso que ningún marido le ha sido fiel a su mujer?” Pero estamos en una sociedad de doble moral. Hay una moral para el amo, el poseedor, y otra para el esclavo.

El amor es una experiencia peligrosa porque eres poseído por algo mucho más grande que tú. Y es incontrolable; no puedes producirlo con una orden. Una vez que se marcha no puedes recobrarlo. Lo único que puedes hacer es fingir, ser hipócrita.

La fidelidad es un asunto completamente distinto. La fabrica tu propia mente; no es algo que se encuentre fuera de tu alcance. Se trata de adiestrarse en una cultura concreta, como cualquier otro adiestramiento. Empiezas a representar un papel, y al final acabas creyéndote tu propia actuación. La fidelidad exige que siempre, en la vida y en la muerte, te dediques a una sola persona, tanto si tu corazón lo desea como si no. Es una forma psicológica de esclavitud.

El amor trae la libertad; la felicidad, la esclavitud. En la superficie se parecen; en el fondo, son justo lo contrario, dos cosas diametralmente opuestas. La fidelidad consiste en representar un papel; te han educado para ello. El amor es libre, salvaje; en eso reside su belleza. Llega como una brisa fragante, te llena el corazón, y de repente, donde había un desierto, florece un jardín. Pero no sabes de dónde viene, ni sabes que no hay ninguna forma de atraerlo. Llega solo y se queda todo el tiempo que la existencia quiere. Y al igual que un día llega, como un desconocido, como un invitado, otro día se marcha, de repente. No hay forma de sujetarlo, de aferrarlo.

La sociedad no puede depender de experiencias tan impredecibles, tan inestables. Necesita garantías, seguridades; de ahí que hayan apartado el amor de la vida y lo hayan sustituido por el matrimonio. El matrimonio reconoce la fidelidad, la fidelidad al marido, y porque es algo formal, está a tu alcance... pero no se puede comparar con el amor; no es ni una gota de agua en el océano del amor.

Pero la sociedad aprueba la fidelidad porque es algo en lo que se puede confiar. Tu marido puede confiar en ti, en que mañana serás tan fiel como hoy. No se puede confiar en el amor, y lo más extraño es que el amor supone la mayor confianza pero no se puede confiar en él. En el momento es total, pero al momento siguiente es algo abierto. Puede que crezca dentro de ti o que se evapore. El marido quiere que su mujer sea una esclava durante toda su vida. No puede depender del amor; tiene que crear algo que se parezca al amor, pero fabricado por la mente del hombre.

La fidelidad goza de gran respeto no sólo en la relación amorosa, sino en otros terrenos de la vida. Pero destruye la inteligencia. El soldado tiene que ser fiel a su nación. Al hombre que soltó las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki... no se le puede considerar responsable, porque simplemente estaba cumpliendo con su deber. Le dieron una orden y él era fiel a sus superiores: en eso consiste el adiestramiento en el ejército. Te adiestran durante años enteros hasta que eres prácticamente incapaz de rebelarte. Incluso si ves que lo que te ordenan es terrible, tu entrenamiento ha calado tan profundo que dices: “Si señor. Lo haré.”

Me niego a suponer que el hombre que soltó las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki fuera una máquina. También tenía mujer e hijos, y unos padres ya ancianos. Era un ser humano como cualquier otro, pero con una diferencia: le habían enseñado a aceptar órdenes sin plantearse nada, y cuando le dieron la orden, la cumplió sin más.

He pensado muchas veces sobre la mente de ese hombre. ¿Se puede concebir que no pensara que esa bomba mataría a casi doscientas mil personas? ¿No podía haber dicho: “¡No! Mejor que me mate el general por no obedecer sus órdenes que matar a doscientas mil personas”? Seguramente ni se lo planteó.

El ejército funciona de tal manera que crea fidelidad, y empieza por cosas pequeñas. Me pregunto por qué un soldado tiene que desfilar y obedecer órdenes absurdas –izquierda, derecha, adelante, atrás– durante horas, durante años enteros, sin ningún objetivo. Pero existe un objetivo oculto: destruir su inteligencia, convertirle en un autómata, en un robot. De modo que cuando oye “¡Izquierda!”, su mente no pregunta por qué. Si alguien te dice: “¡Izquierda!”, tu preguntas: “¿Por qué voy a torcer a la izquierda? Qué bobada, si voy hacia la derecha.” Pero el no puede poner nada en duda, no puede cuestionar nada; tiene que obedecer órdenes. Ese es el condicionamiento básico de la fidelidad.

A los reyes y los generales les viene muy bien que los ejércitos sean fieles hasta el extremo de que funcionen como máquinas, no como personas. A los padres les resulta cómodo que sus hijos sean fieles, porque un niño rebelde es un problema. Los padres pueden equivocarse y el niño tener razón, pero el niño tiene que obedecer a los padres, forma parte del adiestramiento que ha existido hasta ahora.

Yo enseño un nuevo ser humano, en el que no tiene cabida la fidelidad, sino la inteligencia, el preguntarse por qué, la capacidad de decir no. A mi entender, a menos que seas capaz de decir no, el sí no tiene ningún valor. Ese sí es como si estuviera grabado en un disco, en una cinta: no puedes hacer nada, tienes que decir que sí simplemente porque no te sale el no. La vida y la civilización habrían sido completamente distintas si hubiéramos entrenando a la gente para tener más inteligencia. No se habrían producido tantas guerras si la gente hubiera preguntado: “¿Por qué? ¿Por qué vamos a matar, matar a personas inocentes?” Pero son leales a u país y tú eres leal a otro país, y los políticos de los dos países luchan y sacrifican a sus pueblos. Si a los políticos les gusta tanto luchar, podrían librar una lucha entre ellos, y el pueblo lo disfrutaría como un partido de fútbol.

Pero ni los reyes ni los políticos ni los primeros ministros ni los presidentes van a la guerra. La gente de a pies, la que no tiene nada que ver con matar a otras personas, esa es la que va a la guerra a matar y a que los maten. Los recompensan por su fidelidad: una cruz de tal o cual por ser inhumanos, por no usar su inteligencia, por comportarse como robots.

La fidelidad no es sino la combinación de tres enfermedades: la creencia, el deber y la respetabilidad, todo lo que alimenta el ego. Todo ello va en contra de tu desarrollo espiritual, pero a favor de los intereses creados. Los sacerdotes no quieren que les preguntes nada sobre su sistema de creencias porque saben que no pueden ofrecer respuestas. Todos los sistemas de creencias son tan falsos que si se ponen en tela de juicio se desmoronan. Indiscutidos, crean grandes religiones con millones de personas en sus rebaños.

Al Papa lo siguen millones de fieles y ni uno sólo pregunta: “¿Cómo puede una virgen dar a luz?” ¡Sería un sacrilegio! Entre tantos millones de personas, ni una sola pregunta: “¿Qué pruebas hay de que Jesús sea el Hijo unigénito de Dios?”, porque cualquiera puede reclamar tal cosa. ¿Cuál es la prueba de que Jesús salvara a la humanidad? No pudo salvarse a sí mismo. Pero estas preguntas son embarazosas y simplemente no se plantean. Incluso Dios no es sino una hipótesis, que las personas religiosas llevan miles de años intentando demostrar. Pero todas las pruebas son falsas, sin solidez, sin apoyo, y nadie plantea la pregunta.

Desde el primer día de nuestra vida, se nos enseña a ser fieles al sistema de creencias en que nacemos. A los sacerdotes les conviene explotarte, como les conviene a los políticos; a los maridos les conviene explotar a sus esposas, los padres a sus hijos, los profesores a sus alumnos. Para cada interés personal, la fidelidad es sencillamente una necesidad, pero reduce a toda la humanidad a retrasados mentales. No permite cuestionar, dudar, no permite a las personas ser inteligentes. Y una persona incapaz de dudar, de cuestionar, de decir “No” cuando piensa que algo está mal, cae por debajo del nivel humano, se convierte en un animal subhumano.

Si el amor se pide, se convierte en fidelidad. Si el amor se da sin que se lo hayan pedido, es un regalo, es gratis, y eleva tu conciencia. Si la confianza se pide, esclaviza. Pero si la confianza surge en tu interior, en tu corazón crece algo sobrehumano. Se trata de una diferencia muy pequeña, pero de enorme importancia: cuando el amor y la confianza se piden o se ordenan, se hacen falsos. Cuando surgen por sí mismos, poseen un inmenso valor intrínseco. No hacen de ti un esclavo, sino duelo de ti mismo, porque es tu amor, tu confianza. Sigues los dictados de tu corazón, no los de otra persona. Nadie te obliga a seguirlos. De tu libertad nace el amor, de tu dignidad la confianza, y ambos harán de ti un ser humano mucho más rico.

Así concibo yo la nueva humanidad. Las personas amarán pero no permitirán que se les ordene amar. Confiarán, pero por sí mismos, no según las escrituras ni las estructuras sociales, ni según los sacerdotes o los políticos.

Vivir tu vida según los dictados de tu corazón, siguiendo sus latidos, adentrarse en lo desconocido como un águila volando al sol en completa libertad, sin límites... eso no se puede ordenar. Es su propio júbilo, el ejercicio de la propia espiritualidad.


Osho

9 Comments:

Anonymous Anonymous piensa que...

Hola Guiii
bueno, me gusto mucho el texto, la verdad es que estuvo interesante.

Una vez en "Educacion en la Fe", estabamos hablando de la Virgen, y se me ocurrio preguntar "como una virgen puede dar a luz?", jaaa, no me terminaron de contestar mi pregunta ¬¬...los catequistas dieron 500 vueltas, pero no nos respondieron =/

Podria escribir un poco mas acerca del texto, pero estoy medio dormida :$


Bueno honey, tenemos que arreglar para vernos, que la ultima vez que te vi, fueron...5 minutos? O.o :P


KISSEXXX A LOT!



Gi

12:54 PM  
Anonymous Anonymous piensa que...

Como ya sabías de antemano el texto me encantó, pero más me gustan los post que me dejás en el blog. Gracias!!!!

12:17 AM  
Blogger Ljn.- piensa que...

por donde empiezo? 1ro, gracias
x pasar tanto por el flog como
por el Blog... y dejar posts tan
interesantes. Me siento acompañada
cuando personas como vos se toman
el tiempo de leerme y compartir
sus pensamientos conmigo.
Creo que hoy mi problema radica en,
como vos dijiste, no aceptar que hay
personas que a pesar de saber de sus
males, no quieren ser ayudadas ni siquiera por los seres que mas aman/ mas los aman en el mundo.
Y sabes que? creo que no me voy a resginar nunca! ya lo he intentado y nucna obtive resultados, proque me encuentro a mi misma incapacitada a abandonar los sueños de Mi Ser Amado, proque los siento como propios. Gracias x pasarte. de nuevo.
Un bes0o0o0te.




Lu.-

12:11 PM  
Blogger Carolain piensa que...

Lo había escuchado nombrar mil veces pero nunca había leído nada de Osho, gracias por darme la oportunidad de leerlo sin saber =) Me vino muy bien leer esto hoy.

9:06 PM  
Blogger Maurus piensa que...

He leido algunos textos de Osho... y siempre me gustó su forma de ver las cosas... su filosofía de vida. Pero se que aun nos falta para lograr algo de lo que el propone... tenemos demasiadas capas de mierda inventada ensima... a tal punto que ya no sabemos que o cuales sentimientos son reales y cuales inventados...
Muy bueno el texto...

1:27 PM  
Anonymous Anonymous piensa que...

Con algunas cosas estoy de acuerdo y con otras no...y obviamente ahora no tengo ganas de explayarme

"Si no puedo cambiar al mundo, que el mundo no me cambie a mi"

10:57 AM  
Anonymous Anonymous piensa que...

muy agradable su post :).
Gracias, me encanta su blog

1:26 AM  
Anonymous fer piensa que...

orale m dejo pensando esta muy bien el blog kien lo diria espero k publiken mas bueno m despido bye

8:08 PM  
Blogger Romer piensa que...

HAY QUE ESTUDIAR EL CATECISMO DE LA IGLESIA PORQUE SE ESCRIBE Y SE ESCRIBE SIN ESTUDIAR, TIENES QUE PROFUNDIZAR... UNA COSA ES LA FIDELIDAD OTRA COSA ES SER PENDEJO... TONTO LO QUE SEA, PROFUNDIZA LO QUE DICE LA IGLESIA SOBRE LA INMACULADA VIRGEN MARIA... Y NO SIGAS ESCRIBIENDO APARENTANDO DECIR COSAS NUEVAS!!!!!!!!!!

6:03 PM  

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