El tiempo de los no-filósofos

Hoy recordaba el libro El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, y me detuve sobre una parte que me quedó muy grabada cuando lo leí, que decía algo como:

"El único requisito para ser un filósofo es tener capacidad de asombro; es poder quedarse boquiabierto y asombrado frente a la vida."

...y me puse a pensar un poco sobre eso...

Me vino a la cabeza mi abuela, cuando con expresión de estupor y voz de asombro y desesperación me comentó sobre unos chicos sentados en el zaguán de su casa sobre drogas, abierta y desinhibidamente, y ella oía lo que decían y no podía creerlo. También me fueron presentes momentos en que casi no podía manejar una necesidad ulterior de transmitirme lo bellos que están los pimpollos de los jazmines de su patio, o lo preciosa que estaba tal modelo en la última nota que le hicieron en la revista Gente.

Luego me vino a la cabeza mi vieja, en momentos como cuando está con un bebé, jugando con los perros, o disfrutando de una de las exquisitas comidas que prepara mi viejo. Y también la recordé no demasiado atónita en situaciones como las de tratar con situaciones adversas como asistir a una persona gravemente accidentada, plantarse frente a una comisaría repleta de ineptos para hacer valer sus derechos sin que le falten el respeto o llendo a hacer trabajo de asistencia social a una villa.

Luego pensé en mí, y en qué cosas me han dejado sin aliento en mi vida. Si bien hay en mi memoria muchos recuerdos increíblemente asombrosos, no son tantos aquellos en que verdaderamente me he quedado "...boquiabierto y asombrado..." . Y me doy cuenta que esos momentos son cosas muy personales, como ese beso por el que se ha estado esperando por años y finalmente se da, o estar en un escenario junto a tus amigos haciendo vibrar una audiencia, o estar frente a una clase en la universidad.

Sin embargo hay cosas que siendo asombrosas, no me asombran. En el cine, ver dinosaurios luchando contra simios gigantes mientras un hombre combate un ejército de máquinas desde dentro de un mundo virtual, al tiempo que caen ranas del cielo sobre naves alienígenas que destruyen ciudades enteras en un abrir y cerrar de ojos...
Músicos que interpretan piezas complicadísimas con sus ojos vendados y tifones que dejan sin hogar a cientos de miles de personas, mientras un presidente demente bombardea poblaciones civiles al otro lado del mundo, al tiempo que sus seguidores prohiben a un músico hacer un show en su ciudad porque su música "atenta contra la moral"...

Y veo que esto se repite en muchísima gente de mi edad, y se ve más pronunciado en gente más joven.

Mi conclusión es que la gente que tiene menos de 20 años (más o menos, hay grises che) forma parte de una generación como ninguna otra existió hasta ahora, en la que una masacre armamentística, videos de mujeres teniendo sexo con animales, el último disco de tu banda favorita, bibliografía prohibida por las órdenes religiosas y toda la información sobre la última droga de moda son tan accesibles que lo único que es necesario para obtenerlos son 3 clicks del mouse de tu computadora hogareña, o cambiar un par de canales en tu TV.

Hay tanto acceso a material tan heterogéneamente bizarro e impactante que la juventud ya viene "curada de espanto". Cuando yo tenía 10 años la joda era juntar coraje a ir a comprar la Playboy al kiosko de revistas, y rogar que el tipo no le cuente a tus papás. Hoy a los 10 ya viste tetas de todos los tamaños y colores, y todas las posiciones del kamasutra te las sabés de memoria.

Entonces... cada vez hay tanta verborragia y sobresaturación de información disponible que la gente cada vez se insensibiliza más a estas cosas, y todo -las peores tragedias y los más brillantes logros- parece algo cotidiano y fútil.

Claro que hay que tener en cuenta mil y una cosas más... el país donde vivimos, que más que brindarte posibilidades de proyectos futuros es un desafío de a ver cómo va uno a terminar arreglándoselas para no pasarla peor de lo que está ahora, y mil otras cuestiones más, pero quería centrarme en lo anterior porque conozco un puñado de personas dentro de esta franja de edad cuya educación y condinciones de crianza los mantuvieron ajenos al acceso irrestricto a esta disponibilidad de información y veo en alguno de ellos capacidad de asobmbro, valga la redundancia, asombrosa. Vivir cada bocado de una cena como si fuese el último de tu vida, volver de un viaje de una semana y abrazar con mucho amor un instrumento musical, ojos llenos de luz ante una conversación corriente...

Entonces... ¿nos estaremos olvidando de cómo ser filósofos? Si bien existen muchas cosas que nos dejan anonadados, son cada vez más reducidas en número, y casi se resumen exclusivamente a experiencias emotivas y personales. Claro que el asombro en sí es eso, una experiencia emotiva y personal, pero creo que poder ser receptivo frente al mundo exterior para que el mismo penetre en nosotros y nos cause esas sensaciones es una virtud que se está perdiendo, y que deberíamos tener en cuenta como algo que no deberíamos dejar morir porque
lo más hermoso de la vida son esos momentos en que uno se da cuenta que no entiende absolutamente nada de lo que está sucediendo, y sin embargo nada podría ser tan maravilloso como el presente.

"La vida no se mide por el tiempo que respirás sino por los momentos que te dejan sin aliento."