Wednesday, March 29, 2006

Los hombres niños

Curiosamente me encuentro hoy en un lugar que no creía que me encontraría jamás.

Siempre miré con cierto desdén y rechazo a aquellas personas que emplean la totalidad de las horas de sus días en mil y una actividades, sin detenerse aunque sea por 30 minutos a reposar la mente y el espíritu, sin hacer un poco de silencio en el medio de todo. Los hombres niños.

Y sin embargo, estoy envuelto en tantos compromisos, tantas actividades, tantas responsabilidades que ya siento que no tengo tiempo para nada, no comprendo cómo es posible que esté cumpliendo con todo, al tiempo que no registro vivir cada una de las cosas que hago. Tal vez es un cambio demasiado drástico desde las vacaciones universitarias, cuyo fin implicó no sólo retomar el lugar en el pupitre, sino retomar el lugar al frente de la clase, como ayudante del hermoso grupo docente del cual orgullosamente formo parte.

Las horas del día se hacen progresivamente más pequeñas, y cada actividad demanda más atención. Por primera vez en la vida tengo que abandonar cosas que me encanta hacer por una cuestión netamente temporal. La disyuntiva de cuánto placer me da algo versus cuán provechoso es/será para mi comprometerme a fondo con unos pocos de mis quehaceres que tal vez no difruto tantísimo como el primero es recurrente y estresante. Al mismo tiempo, actividades mayoritariamente emocionales requieren una quietud mental más grande de la que hoy puedo ofrecer, y sin embargo debo y quiero cumplir con ellas.


Y ante todas estas preocupaciones (porque me ocupo, pero también me pre-ocupo, a mucho pesar de la sabiduría de Ami) me doy cuenta que me convierto en uno de los hombres niños. Aquellos a quienes rechazo y desdeño. ¿Me estoy convirtiendo en algo que odio? ¿O simplemente mi percepción anterior era inmadura e infantil? ¿Esto es ser adulto? No tiene demasiada onda que el día se termine antes de que hayamos podido desperezarnos de la noche anterior.

De todas formas confío en la vida, confío en mi intuición y sigo creyendo en las revelaciones sobre mi destino. Y creo que parte de lo que hago contribuye a él. Por eso sigo adelante, por eso sigo soñando, riendo y amando.



---



Ok, hoy almorcé con mis abuelos, una vez más. Me encanta ir a su antigua casa en la Paternal. Es un barrio inusualmente pintoresco. Es un barrio de verdad, como ya quedan pocos. Me gusta ver ancianos en las puertas de sus casas sentados con una silla y su mate, viendo la nada pasar y esperando el último de sus días, con resignada aceptación.

Hoy un hombre viejo, español, se me acercó en la calle y me agradeció que estemos trabajando enfrente a su casa, en la que vive hace más de sesenta años. Vi una sencilla sabiduría en sus ojos. Los ojos de álguien que ha trabajado harto por una posibilidad mejor para su familia.

Familia... qué increíble poder que tiene esa unidad afectiva. Tan peligrosa, tan poderosa, y al mismo tiempo tan hermosa.


Guido.

P.D.: prometo que voy a aprender a configurar este blog para que sea más lindo.

Monday, March 13, 2006

Bueno, este es mi primer post en mi primer log online...

No pretendo que sea pomposo, no pretendo que sea grandilocuente, no pretendo nada de esto.

Sólo es el comienzo, y tal vez el fin.

Ya lo veremos...